Nuevas plantaciones de viñedo
Viticultura

Nuevas plantaciones de viñedo. Cómo se hacen y cómo se hacían

Ya estamos en la primavera de 2022, inicio del mes de abril. Las temperaturas se elevan y el ciclo vegetativo de las plantas vuelve a funcionar. Esto nos abre la puerta a la época en la que el viñedo se planta. Es el momento de realizar esas nuevas plantaciones de viñedo que nos permiten seguir recuperando el patrimonio y la vida de nuestra comarca (en Fuentecén, Ribera del Duero Burgalesa). Estos trabajos se realizan en esta época del año para aprovechar la mayor parte de las lluvias de la primavera. Asimismo las nuevas plantas inician el ciclo vegetativo al mismo tiempo que el resto de sus hermanas mayores.

El objetivo de nuestras nuevas plantaciones es siempre reconstruir viñedos excepcionales desaparecidos, con material genético original. Esto quiere decir que, en Tres Piedras, nuestras nuevas plantas están hechas a partir de esquejes de nuestros viñedos más antiguos y preciados. Para ello buscamos parcelas que en el pasado fueron viñedos de reconocido prestigio entre la gente más mayor de la zona. Son años y años de trabajar con agricultores y viticultores de nuestra región, horas y horas de conversaciones, de trayectos, de escuchar y de entender. Entre los antiguos viticultores se conoce bien dónde estaban las uvas que mejor maduraban, y aquellos lugares en que el hielo afectaba menos.

Cómo se plantaba antaño

En las décadas de 1920 a 1950 se plantaba al cuadro y variaba la distancia: los marcos de plantación eran de 90 × 90 cm, correspondiendo a la época anterior al empleo de la caballería, ya que no cabía una mula; luego se ampliaron a 1,30 × 1,30 m para dar paso a los animales. Había también a tresbolillo dependiendo del terreno, y se llamaban “en diagonal”. Cuando llegó el tractor, se arrancaban líneos alternos, para dejar el marco a 2,40 m. Actualmente la mayoría de las plantaciones se hacen con líneas separadas entre los 2,80 y los 3 metros para permitir la entrada de tractores más grandes. “Esta ha sido la evolución de la anchura del marco desde que éramos muchachos”, según nos contaba una persona de 85 años en nuestra zona hace pocos días.

Se hacían hoyos de 30 cms y con el azadón se sacaba la tierra para luego volverla a echar. Se abrían en invierno para que entrara la humedad y la nieve, y en primavera se plantaba. El marco real también lo llamaban a 1,75 × 1,75 m, de modo que fuera al cuadro y no al tresbolillo, (también había, pero se fueron poniendo al cuadro). El concepto “marco real”, que suena tan efectivo y parece que correspondiera a una medida generalmente aceptada, es más un concepto de reafirmación de las plantaciones en cuadro que una medida generalizada. Hemos encontrado variantes del cuadro de muy diferentes medidas, por herramientas manuales para plantación y cultivo.

Plantaciones sin ningún orden

Nuestras generaciones pasadas recuerdan la existencia de las plantaciones “a manta”, es decir, las que no guardaban ningún orden ni alineación. Correspondían a laderas y a terrenos pedregosos y rocosos donde se había buscado el espacio para, ayudados con una barra de hierro, “hincar el sarmiento”, ya que nos encontramos ante plantaciones hechas a pie franco previas a la filoxera. Esta técnica de plantas no alineadas precisaba de un tipo de cultivo hecho a mano, mediante cavado.

Varios de los viticultores de nuestra comarca han trabajado estas viñas con sus padres, y eran las que quedaban de antes de las nuevas plantaciones que ellos acometen entre las décadas de 1940 y 1950. Estos cultivos se habían realizado en laderas con media pendiente y cuando era mucha la inclinación se hacían “las tablas” (terrazas) para poner la viña; se sacaban las piedras de las paredes rocosas y con ellas se fabricaban las tablas que se sujetaban con los muros hechos por las piedras de la propia parcela.

El cultivo de almendros en las lindes ayudaba a demarcar las parcelas y a maximizar los rendimientos de cada finca. Los almendros afectan negativamente a plantas de viña cercanas a través de las raíces, pero también ayudaban a mantener un ecosistema de insectos mucho más poblado que es positivo para toda la parcela.

Los melocotoneros se plantaban entrelazados en el viñedo pues afectaban menos a las plantas de vid, y además daban un fruto adicional por unidad de superficie.

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