El campo, el viñedo, no para ni en verano. Parece que, como cada año, en verano (casi) todo se paraliza. Creemos, en el caso de la viña, que sólo queda esperar a que llegue la vendimia para recoger los frutos de una nueva cosecha. Pero el campo no permanece de brazos cruzados bajo los rayos del sol del verano y los días de altas temperaturas.
Entre los meses de julio y agosto se inicia el proceso de maduración alcohólica y fenólica de la uva. Es el envero, donde el color viste el viñedo. Los granos de uva se tiñen, cambian su color verde y pasan a morado (en el caso de las variedades tintas). Las uvas comienzan a acumular aromas, azúcares, ácidos y los compuestos fenólicos (protagonistas del color en el vino). En nuestra región, la Ribera del Duero Burgalesa, es extraño ver el envero en el mes de julio, aunque este año ya lo hemos contemplado en varias parcelas de viñedo, lo que nos dice que contaremos con una vendimia muy adelantada. Las altas temperaturas y la falta de lluvias son partícipes de esta situación.
De lluvias, en lo que llevamos de 2022 tenemos únicamente 165 litros por metro cuadrado caídos sobre nuestros viñedos, mientras que en los dos años anteriores hemos tenido 246 litros en 2020 y 219 en 2021. Esto ya nos adelanta una añada muy complicada, con vendimia temprana, y una maduración óptima sólo en aquellos viñedos de muy avanzada edad con profundas raíces y plantados en lugares estratégicamente elegidos con suelos profundos de arcilla.
Como decíamos el envero juega un papel fundamental, ya que da paso a la vendimia. Pero, ¿qué ocurre en el viñedo durante los meses de verano?
En los meses de julio y agosto seguimos con trabajos en la viña. Debemos controlar la vegetación. Si el vigor no ha sido controlado de manera correcta y hay sombreado del fruto tendremos que realizar un despunte, que nos hará ganar mayor volumen en los racimos y nos permitirá compensar la planta (click aquí para saber más).
Un trabajo importante para nosotros durante el mes de julio es también el aclareo de racimos. Eliminamos el exceso de carga de algunas viñas más vigorosas. Los racimos se dejan en el suelo trabajando como abono verde. Lo que es de la tierra se queda en la tierra.
¿Riego?
Olas de calor, sequía… Como hemos visto en los datos de pluviometría de este año con respecto a años anteriores estamos en un momento en el que es fundamental controlar la humedad del suelo. El consumo de agua por parte de la viña en este periodo del año es elevado, por lo que en algunas parcelas con déficit hídrico debemos controlar concienzudamente los niveles de humedad del suelo. Deberemos proporcionar riego abundante en aquellas parcelas donde las viñas todavía necesiten la ayuda del agua, como es el caso de las nuevas plantaciones.
Para la formación de viñedos jóvenes estos son los meses ideales para nuevas plantaciones, donde iremos trabajando concienzudamente el terreno para prepararlo de cara a acoger las nuevas plantas.
Muestreo
En el mes de agosto realizaremos varios muestreos en la viña. Con estos controles conoceremos el momento óptimo de maduración de la uva y, por tanto, la fecha para su vendimia. Medimos los azúcares y ácidos de la pulpa de la uva, determinados en grados Brix, acidez total y el pH. Los parámetros óptimos son muy difíciles de conseguir al mismo tiempo, pero si realizamos un exhaustivo control podremos determinar con suma exactitud el momento adecuado de vendimia.
Gráfica de lluvia caída en los últimos años: